Muchas veces te habrán dicho que comer ensalada es saludable, pero ésta no contiene siempre los mismos ingredientes. Aunque la lechuga sea probablemente el componente más habitual, a algunas personas les produce sensación de hinchazón de estómago, lo cual (sumado a sus propiedades) convierte a la escarola en el sustituto perfecto. De hecho, egipcios, griegos y romanos ya la conocían por su uso medicinal, y es que la escarola sirve tanto para adelgazar o mantener el peso como para beneficiar al organismo.
Su alto contenido en agua convierte a la escarola en un vegetal saciante y muy bajo en calorías (20 kcal por cada 100 gramos). Además, es diurética, depurativa y digestiva debido a la intibina (que estimula la secreción de jugos gástricos y de bilis). Veamos algunas de sus principales propiedades:
Antioxidante: su contenido en vitamina C interviene en la formación del colágeno, los huesos y los glóbulos rojos. Aumenta la absorción de hierro y la resistencia a las infecciones.
Minerales: la escarola contiene potasio y magnesio, lo que le confiere un efecto relajante que favorece el funcionamiento del sistema nervioso.
Ácido fólico: es la verdura con más ácido fólico junto con las espinacas. Esto se aprovecha mejor al consumirla cruda, y es esencial en la dieta de las embarazadas, durante el crecimiento en los niños o si se están tomando anticonceptivos.
Rica en betacaroteno: el organismo transforma este pigmento natural en vitamina A, que tiene propiedades beneficiosas para la vista, la piel, el cabello o las mucosas, además de ser importante para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Elegirla y cocinarla
Para elegir la escarola, además de entre las de hoja rizada o lisa y ancha, hay que fijarse en que tengan un aspecto fresco, tierno y firme. No es conveniente elegir las que tengan hojas de color amarillento o parduzco. Para conservarla adecuadamente hay que retirar los envoltorios que impidieran su respiración, así como las hojas deterioradas que pudieran estropear las demás, y guardarla en el frigorífico para trocearla justo antes de su consumo.
Por su ligero toque amargo, es conveniente consumir la escarola aliñada con aceite de oliva, vinagre, ajos tiernos y sal. También es habitual combinarla con cebolla, apio, ajo, frutos secos y tomate, así como con frutas como la granada o la naranja. Por último, si no te gustara, puedes aprovechar sus beneficios disimulando su sabor a través de alimentos como el atún, el huevo, el arroz o la pasta.