Existen ciertas frases que son capaces de arruinar la mente de un deportista. El lenguaje es una rama de doble filo, ya que tiene el poder de movilizar o bloquear a las personas. Los entrenadores deben ser conscientes del impacto que tienen sus palabras sobre los deportistas. En ocasiones, con la intención de motivarlos en un discurso, puede llegar a generar un efecto contrario. Este efecto no solo se debe a la frase en sí, sino en el momento en que se dice y los aspectos no verbales como gestos o entonación. Por todo ello, a continuación te exponemos algunos ejemplos concretos de frases que pueden boicotear a un deportista para tratar de superarlas cuanto antes.
Estás bajando el ritmo en comparación con tus compañeros
La comparación es una conducta común tanto en el deporte como en la vida. Desde un punto de vista positivo sirve para evaluarse con los iguales y poder tener una referencia del progreso. Sin embargo, también puede suponer una fuente de estrés si la persona sale perjudicada de esa comparación. La comparación puede ser por parte del deportista. Para evitar que esta sea dañina, hay que elegir un referente con capacidades similares con la que cuenta la persona.
Tienes que estar al 100% en todo momento
La frase “tienes que estar al 100% en todo momento” no es realista, ya que sitúa al deportista en una carrera sin fin por alcanzar una meta que no existe. Aun así, está la creencia en el deporte de que siempre hay que rendir al 100%. Pero esta idea es irreal y frustrante. Estas condiciones son tan diversas como un resfriado, una lesión o una preocupación por algo que no tiene nada que ver con el deporte. Lo mejor en este sentido, es aceptar que habrá momentos en los que uno no puede rendir al 100% y otros en los que a lo mejor habría que bajar el ritmo. Después de todo, somos seres humanos y no máquinas que deben funcionar en todo momento sin descanso.
Todo el mundo espera mucho de ti
Es normal que antes de una competencia, el deportista se forme ciertas expectativas acerca de los resultados que espera obtener. Las expectativas de resultados también pueden trascender al deportista como las familiares, amigos u otras personas. Esto no tiene nada de malo, aunque puede volverse problemático cuando las expectativas no se cumplen y los de más se lo hacen saber al deportista, lo que podría generarle una sensación de fracaso. Así que después de una competencia que no se haya tenido el resultado esperado, no hay mejor consuelo que el sentirse querido después de que las cosas no salen como uno espera.
Estos mensajes tienen la capacidad de boicotear o potenciar el desempeño en un momento concreto. Por tanto, si queremos asegurar un buen rendimiento por parte del deportista, habría que analizar qué mensajes recibe y cuál es el impacto que tiene.
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