La carne suele ser un tema de debate en nuestra alimentación, ya que interviene en muchos aspectos polémicos. Sin embargo, desde el punto de vista nutricional habría que decir que la carne no es un alimento imprescindible, ya que todos los nutrientes que encontramos en ella también pueden ser incorporados al organismo por medio de otras fuentes dietéticas. Además, si llegase a ingerirse demasiada carne, sobre todo roja y procesada, puede resultar riesgoso para la salud.
Qué dicen los estudios
De hecho, si se analiza un patrón dietético, se puede ver que 100 g de carne desplazan a otras fuentes proteicas que resultan más convenientes de incorporar a la alimentación. Por ejemplo, el consumo de legumbres ni siquiera llega a los 4 k por persona al año. Esto ya nos da una gran pista de la desproporción que hay entre el consumo de proteína animal y de proteína vegetal, a lo que habría que sumarle otros alimentos proteicos como los huevos o los lácteos.
Los nutricionistas explican que numerosos organismos internacionales llevan años recomendando minimizar la ingesta de carne. La Escuela de Salud Pública de Harvard comentó en 1990 que había una relación entre el consumo de carne y la incidencia del cáncer. La Organización Mundial de la Salud evidenció su informe 25 años después, y en 2015 señalaba lo mismo, la carne procesada es cancerígena y la carne roja probablemente también.
La relación entre el consumo de carne y el cáncer es muy consistente. La evidencia científica muestra un consumo elevado de carne más del que deberíamos. Así que lo importante es seguir una dieta mediterránea que supone una ingesta considerable de frutas, vegetales y legumbres. Además, es conveniente comer más carne blanca que roja y no comer carne roja más de una vez a la semana.
Así que el seguir un modelo de dieta saludable para el ser humano resulta benéfico en todos los aspectos. Por ello, habría que pensar en minimizar el consumo de carnes rojas, azúcares y duplicar la ingesta de frutas, vegetales y legumbres para mantenernos en óptimas condiciones y, con ello, cada órgano del cuerpo funcione a la perfección.
Con todo esto podemos concluir que, aunque hay un gran debate en sí reducir o no la carne, más vale poner un equilibrio en la alimentación que nos permita aprender a elegir de manera correcta.
Imagen: ar.cienradios