Cuando se habla de flexibilidad es un tema complicado, sobre todo en personas adultas y que no dominan el tema del ejercicio. Y es que cuando se lleva a cabo una actividad física de manera correcta y constantemente, se puede ayudar notoriamente a que los ligamentos, los músculos y las articulaciones tengan tonicidad. Sin embargo, para adquirir flexibilidad es importante hacer una rutina que se acople a tu capacidad y ser progresiva, pero sin que te lleve al límite para evitar lesiones a futuro.
Rebote a una pierna
Ponte de pie con las piernas abiertas más allá de los hombros. Lleva ambos brazos hacia una pierna para tocar la punta del mismo. Ahora realiza pequeños rebotes, pero sin forzar la cadera o las piernas. Haz el movimiento con la pierna contraria y después con ambas piernas.
Estiramiento del cuerpo
Siéntate sobre una esterilla con las piernas y los pies juntos. Extiende los brazos y ve de la cabeza pasando por el cuerpo hacia adelante. No importa sino logras tocar las puntas de los pies (hazlo hasta donde puedas). Intenta no hacer rebotes y deja que el peso te lleve hacia abajo acompañado de respiraciones profundas.
Mariposa a piso
Siéntate en posición de loto sobre una colchoneta. Junta las palmas de las manos con los brazos extendidos por encima de la cabeza. Ahora en ocho tiempos lleva las palmas al piso intentando estirar la espalda lo más que puedas. El pecho deberá estar pegado a las piernas.
Sin duda estos movimientos son básicos para poder aumentar la flexibilidad. Así que no hay excusas de hacerlos donde puedas, ya sea en un espacio libre, en el parque, en el jardín, en la escuela o en tu casa. La única recomendación es llevar esta rutina tres veces a la semana e ir subiendo de nivel de a poco ¿Qué te parece?¿Te animas?