El entrenamiento que hagas, ya sea correr unas cuantas millas, nadar varios kilómetros, levantar pesas, etcétera va a ayudar de forma considerable en tu preparación. Esto quiere decir que el nivel celular, el sistema inmunológico, los músculos y el corazón podrán mejorar la capacidad y, con ello, se podrán realizar los ejercicios con buenos resultados. Sin embargo, cuando no tienes mejoras en el cuerpo, es momento de cambiarlas. He aquí unas cuantas señales que te indicaran empezar a modificar desde ya.
Sin mejoras
Si se sigue un entrenamiento una y otra vez, lo más probable es que no existan mejoras. Pero si se precisa estar bajo un programa para medir el progreso, ya sea en el gimnasio o por uno mismo, lo ideal es mezclar rutinas, series y ejercicios lo más que se pueda. Es decir, si un día se realiza fuerza y el otro cardio, para el tercer día se podría incluir las dos rutinas.
Adolorido en todo momento
Podría ser contradictorio con el de no tener nada de dolor, pero lo adolorido es después del entrenamiento. Si el cuerpo siente dolor de manera constante, entonces es señal de que no se está reponiendo como debe de ser. Así que habría que cambiar la rutina.
Aburrimiento constante
Si un día se va con toda la actitud al entrenamiento y para la otra el cuerpo dice basta de este ejercicio, lo más probable es que se tire todo por la borda. Así lo importante es divertirse y, quizás, se requiera un cambio de inmediato.
Sin dolor después de entrenar
Este es un signo más claro que de el cuerpo no se le está exigiendo todo lo que es capaz de dar y, por tanto, jamás se tendrá un avance. Siempre hay que ser exigentes, tener disciplina y mucha constancia.
Así que la próxima vez que te pongas tu ropa deportiva y le des con todo al ejercicio, recuerda que el entrenamiento debe cambiar dependiendo lo que se quiera alcanzar. Además, habría que hacer hincapié que cada cuerpo es distinto y, por ende, le tomará su tiempo acostumbrarse a una rutina.