Cuando te miras al espejo y notas cambios en tu rostro, debes tener en cuenta que se debe a los hábitos que tienes. La dieta ayuda a mantenernos bien por dentro por fuera, lo que a su vez provoca que el aspecto sea bueno o malo. La piel se nutre de los alimentos y las bebidas que ingerimos y, el agua, es la causante de mantener la hidratación. Así que lo recomendable es beber al menos 2 l de agua al día para el buen funcionamiento del organismo y mantener una piel joven.
El agua rejuvenece la piel
El agua rejuvenece la piel, lucha contra el envejecimiento y contribuye a ralentizar los signos de la edad. Las líneas de expresión y arrugas llegan a nuestro rostro cuando la elastina, el colágeno y el ácido hialurónico no están presentes en los niveles correctos. Este último se encarga de retener el agua en los tejidos y la piel para poder mantenerla joven.
Retiene el agua en la dermis manteniendo la humedad, lo que brinda una piel elástica y luminosa, evitando que se seque. Esto previene las arrugas y retrasa los signos del envejecimiento, ya que lubrica las capas de la dermis.
Tomar agua rejuvenece la piel y la desintoxica, manteniéndola fuerte frente a factores como el maquillaje y la contaminación que suelen irritarla, secarla y deshidratarla. Incluso el tener una limpieza y cuidados faciales le da vida a la piel desde adentro, aportando los nutrientes que necesita.
Por lo regular, a partir de los 30 años la piel deja de producir ácido hialurónico en los niveles en los que lo hacía hasta el momento, lo que causa ciertas diferencias en el aspecto de nuestro rostro como las líneas de expresión, bolsas en las ojeras y patas de gallo.
Para poder retrasar el fotoenvejecimiento, se recomienda aportar una cantidad considerable de ácido hialurónico que requiere para poder almacenar su función de retener agua. Este compuesto se encuentra en sérums y cremas hidratantes. Aunque hoy en día existen tratamientos para mantener la juventud del rostro debido a la infiltración de ácido hialurónico como la redensificación.
Así que el agua es un gran aliado para la piel. De hecho, el rostro contiene 30% agua que el organismo traslada a otros órganos vitales si fuese necesario. Por ello, los beneficios que produce tener una piel hidratada son infinitos, evitando que aparezca rojeces o manchas, disfrutando de una gran elasticidad, una piel tonificada, suave al tacto y que cicatriza fácilmente.