La farmacología deportiva hace referencia a una serie de sustancias que ayudan a aumentar el rendimiento o la capacidad de recuperación. Sin embargo, están prohibidas por los organismos deportivos, ya que generan una serie de efectos adversos a mediano y largo plazo. La mayoría de ellas inciden sobre la fisiología del medio interno, lo que provoca desajustes que pueden ser considerables.
Fármacos más utilizados
Dentro de las sustancias dopantes, es importante hacer énfasis a la testosterona y sus análogos. Por lo regular existe una producción continúa, pero aumentan los niveles séricos por medio de los medicamentos, lo que puede provocar ganancia de músculo y desempeño.
Entre otras cosas, se consigue un incremento de la síntesis proteica endógena, lo que se traduce en una mayor eficiencia en procesos de recuperación. También es frecuente el uso de hormonas como es el caso de la hormona de crecimiento. Se trata de un compuesto con una capacidad anabólica considerable que puede incidir positivamente sobre el estado de composición corporal.
Efectos secundarios de la farmacología deportiva
El uso de medicamentos en el contexto deportivo puede traer consigo efectos de manera positiva el rendimiento de los atletas. Pero esta práctica no está exenta de riesgos. Por ejemplo, la hipertrofia muscular producida puede experimentarse no solo a nivel del músculo esquelético. El tejido que forman los ventrículos del corazón también se verá afectado, lo que podría ocasionar patologías cardiovasculares graves.
Por otra parte, la testosterona y sus análogos provocan un porcentaje elevado de estrés a nivel hepático. El hígado es el órgano encargado de metabolizar dichos compuestos, lo que podría causar un estado de inflamación. Las transaminasas aumentan y podría generar una situación de hígado graso no alcohólico.
A esto habría que agregarle que muchos elementos se consiguen en el mercado negro debido a su prohibición. Lo que provoca la contaminación de elementos nocivos. Por si fuera poco, muchos usuarios emplean dosis por encima de las recomendadas y las combinan con fármacos, pudiendo presentar efectos a mediano plazo.
En conclusión, para lograr un buen rendimiento deportivo, la mejor alternativa es establecer buenos hábitos, fomentar la disciplina y la constancia, modular las cargas de entreno y optimizar las sesiones para lograr el objetivo de la mejor forma.
Imagen: coan