El diafragma es un músculo que separa la cavidad aérea y de la abdominal, siendo el responsable de la calidad de nuestra respiración. Este se adapta a las presiones que recibe de los órganos. Es por ello que al ingerir el alimento, la respiración es menos ligera, ya que el estómago se hincha y aprieta el diafragma. Así que habría que ejercitarlo para que la respiración puede traer grandes beneficios.
Estirar el diafragma
Hay ocasiones en que el suelo pélvico se contrae y sube con la exhalación. Tan solo túmbate boca arriba con las plantas de los pies apoyadas en el suelo o pegadas entre sí. Coloca la columna baja sobre un cojín y extiéndela para que se abra la caja torácica. Otra opción es poner el cojín bajo la pelvis para aligerar el peso de los órganos. Extiende los brazos hacia atrás e introduce los abdominales hacia adentro con una exhalación profunda
Abre y cierra la caja torácica
Este ejercicio tiene el objetivo de sincronizar el movimiento con la respiración. Para ello, ponte de pie y extiende la columna con una inhalación profunda. Abre las palmas de las manos y llévalas hacia arriba para incrementar el grado de estiramiento en los pectorales. Ahora extiende una pierna para ampliar la extensión de la columna. Ten en cuenta no exceder el estiramiento de la columna y no dejar caer la cabeza hacia atrás, manteniendo un equilibrio.
Estira el psoas
El psoas es un músculo para las lumbares y las caderas que se vinculan con el diafragma. Así que para estirarlo deberás sentarte de lado de una silla. Mantén la rodilla adelante con una flexión 90 grados mientras que la pierna de atrás deberá extenderse lo más que se pueda. Los brazos deberán estar detrás para aumentar la caja torácica. Ahora exhala profundamente para que el diafragma suba y estires el psoas.
La respiración depende de varios factores, por lo que habría que trabajar el diafragma para que el acto respiratorio sea el adecuado.