La piel crepé o epidermis delicada y frágil, es un tipo de afección cada vez es más común. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el porcentaje de tercera edad en el planeta está en vías de duplicarse. Así que la lucha contra el tiempo es una batalla que siempre se pierde, ya que el reloj no se detiene por mucho tiempo. Sin embargo, con ciertos cuidados puede lucir una piel saludable, evitando que luzca rugosa y tirante.
Causas de una piel crepé
Las fuentes médicas señalan que a partir de los 30 años de edad la piel empieza cambiar. La función que tiene de barrera protectora se va debilitando paulatinamente, el intercambio de oxígeno a las células se ralentiza, la elasticidad disminuye y la epidermis pierde humedad.
Esta acción junto con otras promueve una mayor fragilidad cutánea y existe una predisposición a que la persona muestre ampollas con traumatismos, arrugas y neoplasias potenciales. Algunos signos visibles del envejecimiento de la piel son las arrugas, menor densidad y la pérdida de volumen.
Genética. El tipo de piel que presenta la persona, marca el proceso de envejecimiento cutáneo y las probabilidades de presentar una piel. Las pieles claras son más proclives a sufrir los efectos del sol y se notan más, la tirantes y las arrugas.
Tabaquismo. El tabaco es un desencadenante del envejecimiento cutáneo. Se estima que por cada 10 años que la persona fuma de manera masiva, se acelera el desgaste epidérmico hasta 2 ½ años. Por tanto, el fumar habitualmente se traduce en una sequedad de la piel, pigmentación amarillenta en las uñas y dedos, caída de cabello, propensión a las arrugas y muchos tipos de cáncer.
Exposición a la radiación ultravioleta. Tal como indican ciertos estudios, el envejecimiento ambiental cutáneo es provocado por un daño crónico ocasionando la formación de radicales libres equipados de la exposición solar. En los lugares en los que se recibe una mayor radiación UV, los daños en la piel son muy evidentes.
Los cambios clínicos de la piel fotoexpuesta en un largo período se basa en la hiperlaxitud, alteraciones de la pigmentación, tonalidad amarillenta y arrugas.
En conclusión, una piel de crepé no es una patología ni una condición, tan solo se trata de la respuesta fisiológica natural al paso del tiempo. Con los años, el recambio celular es más lento, los tejidos envejecen y la retención de la humedad se presenta con más dificultad. Así que es importante llevar a cabo hábitos saludables para lucir una piel espectacular sin importar el paso del tiempo.
Imagen: sevilla.abc