El aceite monoi se obtiene de macerar los pétalos de flor Tahití en aceite de coco puro. La planta es oriunda de Polinesia Francesa y solía emplearse para ungir en los recién nacidos y purificar objetos. En la actualidad, es apreciado por su fragancia y posibles beneficios vinculados con la piel y el cabello. Pero si aún no sabes mucho al respecto, sigue leyendo para que te enteres de todo.
Nutre el cabello y cuero cabelludo
El aceite del monoi minimiza de manera significativa la pérdida de proteínas en el cabello sano y dañado, al utilizarte como un producto para el cuidado del pelo antes y después de lavarlo. Esto se debe a que el aceite de monoi tiene más afinidad por las proteínas del pelo, así como la capacidad de introducirse en el folículo piloso. Así que esta es la razón por la que ayuda al crecimiento fuerte y aporta brillo, a la vez minimiza las puntas abiertas y el frizz.
Minimiza los síntomas de trastornos cutáneos
El aceite de monoi cuenta con propiedades antimicrobianas, protege la piel de hongos y bacterias causantes de infecciones como la celulitis, el acné y la foliculitis. De igual forma, funciona como un antiinflamatorio, por lo que puede minimizar los trastornos como la dermatitis y el eccema. Además, es capaz de recuperarse y mantener la humedad de la piel, evitando la resequedad.
Protege la piel de las quemaduras
El aceite de monoi actúa como protector solar, ya que alivia las quemaduras por una exposición excesiva. Aunque no es recomendable aplicar en el rostro.
El aceite de monoi se considera seguro de usar, dejando una delicada fragancia. Sin embargo, la investigación es limitada, por lo que debe ser cuidadoso con su uso, sobre todo para personas con piel sensible o alérgicas al coco. Así que antes de aplicarse el tratamiento, habría que consultarlo con un especialista.
Imagen: holadoctor