Como es sabido, para poder conseguir una piel sana habría que protegerla del sol. El sol no solo provoca el envejecimiento prematuro, las manchas y la aparición de arrugas, sino que además la exposición a los rayos ultravioleta es el factor de riesgo principal para la mayoría de los melanomas. Sin embargo, muchas personas no les resulta satisfactorio el embadurnase de crema o aceite para cuidar la piel. Es por ello que el mercado se esfuerza día con día para sacar productos que faciliten esta labor de protección frente al sol, tal es el caso del protector solar en polvo.
Protector solar en polvo
Si el exponerse a los rayos del sol genera sudor, cuando se aplica un protector solar en crema, termina generando un efecto escayola. Por ello, existen todo tipo de texturas como fórmulas ultra fluidas, aceites, brumas y polvos, siendo este último de las incorporaciones actuales al catálogo de protectores solares.
Los protectores solares en polvos son eficaces, siempre y cuando se apliquen con las condiciones de laboratorio. Es decir, lo equivalente a 2g/cm2 de piel. Para obtener el SPF prometido habría que echar una cantidad considerable.
Lo ideal es mezclar los dos tipos de protector solar, si queremos realizar una fotoprotección adecuada. Además, de esa forma se estarían combinando filtros físicos y químicos, complementando la protección frente a la radiación solar.
Este formato en polvo suelto o compacto es un complemento a la protección solar en crema, siendo una alternativa cuando habría que maquillarse. Estas son presentaciones de refuerzo y no para aplicar una crema encima del maquillaje.
En conclusión, este tipo de producto no sustituye a la crema solar clásica, al menos durante los meses de verano y en condiciones de exposiciones solares intensas. Para saber cuál es el formato ideal, habría que acudir con un especialista para que valore la situación según tu tipo de piel y los problemas a los que te has enfrentado.
imagen: sincable