Imagen: aarp
Últimamente te has dado cuenta que tu piel luce sin luz y más envejecida de lo habitual. Tienes un aspecto de rostro cansado, apagado y los surcos de las arrugas son cada vez más pronunciados. Pero ¿acaso sabes que la culpa de tu aspecto podría estar en la dieta que sigues? La alimentación es un factor determinante para nuestra salud, por lo que los productos que ingerimos afectan directamente a nuestro organismo.
Sal
La sal provoca que se eleve la tensión arterial que se vincula con la producción de colágeno. A mayor tensión, menor fabricación de colágeno, lo que da como resultado un envejecimiento rápido.
Refrescos o sodas
La gran cantidad de azúcar que contienen los refrescos/sodas o zumos procesados provoca que las células mueran rápidamente, causando un envejecimiento prematuro.
Alcohol
La ingesta de alcohol produce una fuerte deshidratación y nuestro cuerpo requiere de agua para poder funcionar. Asimismo, nuestra piel al secarse por falta de agua presenta un aspecto senil.
Grasas trans
Las grasas estás presentes en todas las comidas procesadas, las cuales están listas para meter en el horno de microondas o calentar en la sartén. Son altamente calóricas y carentes de nutrientes, lo que provoca obstrucciones en las arterias.
Azúcar
La ingesta de azúcares provoca la llamada glicación, proceso en el cual al ingerir más azúcar de la que podemos procesar y combinarse con las proteínas, genera un daño oxidativo que afecta al colágeno de la piel. Es por ello que la piel pierde firmeza y envejece.
Picante
La comida muy picante dilata los vasos sanguíneos, lo que favorece su ruptura y un tono más gris. La piel pierde tonicidad y elasticidad.
Así que toma nota de estos alimentos y destiérralos de tu dieta cuanto antes. Recuerda que debemos mantener nuestro organismo en óptimas condiciones para que pueda funcionar a la perfección. Así que dale todo lo que necesita.