En la naturaleza puedes encontrar diversas plantas que crean sustancias para protegerse de agresiones y muchas de ellas son beneficiosas para la salud como es el caso de las plantas que cuentan con propiedades antibióticas. Se denomina antibiótico a aquel elemento o compuesto que ayuda a combatir microorganismos perjudiciales. El tomillo, el orégano y el árbol de té son los más aconsejados en la lucha contra bacterias de las vías respiratorias y problemas de piel. Aquí te decimos cómo hacer tus propios antibióticos.
Árbol de té
El árbol de té es originario de Australia y con él puedes elaborar un aceite esencial con efecto antiséptico que actúa contra los hongos, los virus y las bacterias, además, es fungicida, cicatrizante, bactericida, antiviral, antiinflamatorio y expectorante. No se le conoce ningún tipo de toxicidad y no irrita la piel, por lo que es seguro. Sin embargo, como cualquier otro aceite esencial debe evitarse el contacto con los ojos, pero si esto sucediera, simplemente habrá que enjuagarlos con agua. El aceite de árbol de té puede utilizarse tópicamente, diluido en lociones o en agua destilada y alcohol. Si quieres combatir el acné, tendrás que diluir cuatro gotitas de árbol de té en una cucharada sopera de jabón neutro líquido, y aplicar en la zona afectada dos veces por día.
Orégano
El orégano cuenta con ácido palmítico, oleico, cafeico, rosmarínico, esteárico, ursolítico y cáprico. También es rico en diversos componentes y muchos de estos son beneficiosos para combatir hongos y eliminar bacterias. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Western England y publicado en Dailymail ha sugerido que las propiedades antibióticas del orégano podría llegar a matar el Staphylococcus aureus, que es resistente a los antibióticos más resistentes. Incluso puede combatir la listeria y la Escherichia coli. Su aceite esencial e infusión se utilizan en caso de gárgaras y problemas de piel.
Tomillo
El tomillo contiene un compuesto denominado timol que lo hace un potente antiséptico respiratorio que ayuda a reducir los síntomas de las infecciones. Se usa para aliviar los dolores de garganta, calmar la tos y como expectorante en caso de bronquitis. También puede utilizarse en afecciones bucales de uso externo, en raspones, heridas y pequeñas infecciones de la piel. La idea es tomar una infusión de una cucharadita de flores y hojas de tomillo por taza de agua, tres veces al día.
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