La dieta del sirope de arce es un tratamiento que ayuda a depurar el organismo en unos cuantos días, eliminando las toxinas, impurezas y grasas que el cuerpo no necesita y, lo mejor de todo, es que propicia una baja de peso de forma natural. Si bien, existe una infinidad de propuestas para desechar lo que el cuerpo no necesita, habría que considerar esta opción, ya que resulta muy eficaz.
De qué se trata
Es un plan depurativo cuya base es la ingesta de sirope de arce como endulzante natural. Si bien, es un plan estricto, ya que el aporte calórico es muy bajo, la propuesta es de efecto rápido. Consiste en realizar un plan de 7 o 10 días, el cual se divide en tres fases. La primera es el ayuno. Así que los primeros 3 días se debe ingerir solamente 15 cucharadas de sirope de arce previamente diluidos en 2 litros de agua (de preferencia mineral) y el zumo de 3 limones.
La segunda fase consta de 4 días. Así que para este se debe seguir consumiendo 2 litros de agua con sirope de arce e incluir algunas frutas y vegetales. Pero no se ingieren lácteos ni carnes y mucho menos sus derivados. La tercera y última fase se compone de 3 días y se repite lo mismo que la primera fase, es decir sirope con agua. Para todas las etapas, el aporte calórico es mínimo, por lo que es un plan desequilibrado al reducir drásticamente las calorías que se consumen al día. Asimismo, el aporte nutrimental es casi nulo, lo que propone una pérdida de peso de 5 kilos en los días estipulados.
A considerar
Pero para iniciar la dieta se sugiere preparar al organismo incluyendo el consumo de sirope de arce en la dieta habitual, ya sea en el aderezo de una ensalada, en guisos, cremas, postres, etcétera. Además, también se recomienda beber infusiones endulzadas con sirope de arce para que el cuerpo comience a asimilar y se obtenga una buena respuesta.
Esta claro que la dieta de sirope tiene un efecto rápido. Pero al ser riesgosa, es importante guiarse bajo la supervisión de un experto en salud para que pueda llevarse a cabo de la mejor forma para evitar descompensaciones o el temido efecto rebote.