A diferencia de hablar, la música conecta de forma directa el subconsciente, siendo capaz de generar dopamina y endorfinas. Se descubrió que las ondas musicales además de exaltar los sentidos, trae consigo muchas virtudes para el organismo, independientemente de los gustos musicales de cada persona.
Combate el estrés
Cuando se adentra uno en las melodías favoritas, se puede minimizar la cortisona (hormona que se relaciona con la ansiedad) e incluso la mente puede liberarse de las tensiones acumuladas. Así que al estar muy estresados es mejor optar por aquella música que sea más movida para que logre vincularse con el estado de ánimo para incrementar la relajación.
Impulsa el entrenamiento
La música va a aumentar la motivación hasta aquellos límites inimaginables, lo que va a ayudar a mejorar el rendimiento en un 15%, permitiendo que esos pensamientos negativos se alejen y, con ello, evitar la fatiga. Por el contrario va a mantener un ritmo continuo, ya que el ejercicio se va adaptando al ritmo de la música.
Estimula la concentración
La música armoniosa y de ritmo lento ayuda a promover el estado de calma. Estas melodías van a activar áreas del cerebro que son primordiales para potenciar los aprendizajes cognitivos, motores y afectivos, lo que a su vez va mantener la productividad a lo largo del día, ya sea en la escuela, en el trabajo o al iniciar una sesión deportiva.
Disfruta la actividad
La música puede incrementar el tiempo en que se practica algún ejercicio y hacerlo más rápido, reduciendo ese sentimiento de pereza y en algunas ocasiones malestar. Por lo que se puede decir que se disfruta más el entrenamiento.
Ten en cuenta que el escuchar música al iniciar tu rutina de ejercicio puede ser una gran opción para complementar este buen hábito. Ya solo dale play y disfruta de esas bellas melodías. Y tú ¿Qué tipo de música escuchas al realizar la actividad física?