Los pies son los que nos dan soporte y nos permite estar en contacto con la tierra que impulsa a movernos hacia delante, dirigir nuestros pasos y actividad corporal. Pero la pérdida de sensibilidad y movilidad puede afectar el resto del cuerpo. Y es que el pie consta de 28 huesos incluidos sesamoideos, lo que da el movimiento a los músculos propios del pie y la pantorrilla. Así que para fortalecerlos, toma nota de los siguientes ejercicios.
Pie en varo
Párate y de manera relajada permite que la parte posterior de tu pie se abra al exterior para formar un varo del retropié. Siente como trabajan las rodillas, la pelvis y la columna.
Pie peso desplazado
Párate con los pies separados. Cierra los ojos y siente el peso de tu cuerpo bajo las plantas de los pies. Percibe si tu peso está más desplazado hacia la parte interna o externa. Muévete de a poco con el peso hacia adelante y atrás. Siente como el tejido de la musculatura se activa, tanto en el pie como en el resto del cuerpo y busca progresivamente la sensación de relajar los dedos en la planta del pie.
Movimiento dinámico
Ponte en posición de flexión de rodilla con el peso detrás, incorpora un movimiento dinámico desde el retropié hasta el antepié.
Pie con peso distribuido
Ponte de pie totalmente recto desde el talón hasta los dedos. Se consciente del movimiento que genera alrededor del eje longitudinal y nota como el peso que se genera crea contacto con el arco interno.
Flexión de pies
Flexiona los dedos de los pies y siéntate sobre los talones. Utiliza una toalla y procura respirar relajadamente para poder sentir el estiramiento.
Movimientos de torsión
Toma el pie con la mano, fijando la yema de los dedos en la línea media del talón. Mientras que con la otra genera movimientos de torsión sobre el eje longitudinal del pie.
Masaje en arcos
Con la mano toca la parte externa del pie y la otra la parte interna. Con la yema de los dedos de las mano, eleva el arco interno y realiza movimientos suaves y continuos.
Masaje con rodilla
Masajea con un rodillo toda la parte inferior de la pierna, desde la rodilla hasta el talón con movimientos suaves, pero pon más atención en aquellas zonas donde hay más tensión. Al terminar, observa si el apoyo ha variado.
El objetivo de estos ejercicios es trabajar los pies a la vez que brinda el equilibrio correcto. Ten en cuenta lo importante que es esta parte del cuerpo y dale el valor que merece para que todo logre engranar a la perfección.