La mayoría de corredores inicia en el asfalto, pero la ciudad suele ser pequeña para aquellos que tienen amor por el deporte y aspiran a progresar. Pero una vez que pisan lo verde no quieren volver a ver todo gris. Sin embargo, habría que ver los pros y los contras de cada uno para elegir el correcto.
Correr en asfalto vs. Correr en montaña
El correr es uno de los deportes de mayor consumo calórico, ya que se activan los músculos del cuerpo, siempre y cuando se mantenga a un ritmo constante. Sin embargo, el porcentaje de grasa que se quema corriendo por la montaña resulta ser superior al de una superficie de asfalto. La razón es que un recorrido por la montaña se traduce en un entrenamiento HIIT.
El correr por montaña no solo se entrena la resistencia, sino que se vincula con un componente de fuerza considerable en el tren superior que a su vez ayuda a tonificar pecho, hombros, espalda y abdomen. Si además se hacen terrenos con desniveles, el resultado es unos músculos, ligamentos y tendones más estables.
Largos recorridos sobre un terreno de asfalto puede ser la causa de tendinitis en rodillas tobillos, ya que la superficie es muy dura y el impacto de la pisada se vuelve por completo. Si además el terreno asfaltado es inclinado, la pisada se ve afectada causando lesiones graves.
En cambio, el césped es un gran amortiguador, por lo que apenas los tobillos y las rodillas sufren. Pero si abusamos de una superficie, se corre el riesgo de sobrecargar la musculatura. La tierra es un punto intermedio, ya que no genera un impacto agresivo en articulaciones ni sobrecarga la musculatura.
El correr sobre una superficie montañosa requiere mucha capacidad de concentración, ya que es necesario estar atentos al terreno irregular, así como seguir rutas programadas para evitar el desorientarse. Por ello el training running ayuda a ejercitar la memoria a corto y largo plazo.
Al realizar ejercicio al aire libre, la cantidad de aire que se inhala es mayor. Así que si se realiza en un ambiente con contaminación, se corre el riesgo de que sustancias tóxicas perjudiquen el aparato respiratorio. Esto se traduce en un incremento de asma con la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular como infarto agudo de miocardio o angina de pecho. La principal fuente del aire proviene de las ciudades con tráfico. Si se practica ejercicio en terrenos relativamente alejados de la ciudad, no estará expuestos a gases contaminantes.
Como te podrás dar cuenta, cambiar la ciudad por el monte supone más pros que contras. Así que decide el lugar donde mejor te sientas y ejercítate con la técnica correcta para mantenerte en forma y saludable.