En general, todo deportista debe cuidar la alimentación si va a practicar algún ejercicio por muy intenso que sea, pero en el caso de las mujeres, estas deben tener especial atención, ya que su función es totalmente distinta a la de los hombres. Y es que una alimentación inadecuada en aquellas deportistas puede traer consecuencias significativas para su salud, por lo que sería conveniente checar los riesgos.
Efectos negativos de una mala alimentación
Pérdida ósea: esta perdida ósea puede ser como consecuencia de una mala alimentación junto con un exceso de ejercicio, lo que a su vez está vinculado con la amenorrea, incrementado la posibilidad de una menopausia precoz, lesiones en tejidos blandos y, por consecuencia, fracturas en huesos por una sobrecarga.
Baja ingesta calórica: se debe a la preocupación obsesiva por bajar de peso y no subir unos kilitos extras, el cual está acompañado de un intenso entrenamiento, lo que va a dar lugar a una disminución importante de grasa y la presencia de un trastorno de la alimentación. Por si fuera poco, la ingesta pobre de calorías puede causar un déficit de nutrientes como lo es el hierro. En este caso va a repercutir en el organismo con la presencia de anemia ferropénica y, con ello, una gran fatiga y cansancio, influyendo terriblemente en el entrenamiento.
Porcentaje bajo de grasa: esta proporción baja en grasa en la mujer se debe a dietas hipocalóricas, lo que puede provocar un desequilibrio hormonal a la vez que genera la ausencia de la menstruación que esta ligada con la fertilidad, por lo que se minimiza la capacidad de recuperación después del entrenamiento.
Así que nunca está por demás hacer hincapié que una alimentación equilibrada es primordial para todos. Sin embargo, para aquellas mujeres que llevan una vida activa gracias al ejercicio su dieta debe ser en función al gasto de calorías.