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Lo más probable es que escuches esa canción favorita al ejercitarte o algún ritmo te acompaña cuando sales a entrenar o visitas un gimnasio o centro deportivo. Las clases de aerobics o zumba están marcadas por un fondo musical, así como las sesiones de Yoga o meditación. Pero estudios han confirmado que escuchar música y hacer ejercicio son dos actividades que pueden ir de la mano, ya que permite incrementar el rendimiento y hace el esfuerzo más placentero.
La música y el rendimiento deportivo
Quizás, te parecerá algo extraño, pero el acto de imaginar un movimiento también produce un aumento significativo de fuerza. Las señales para mover los músculos comienzan en un área del cerebro llamada corteza motora. Es por eso que esta parte del cerebro es un trabajo importante durante el ejercicio, ya que es responsable de decidir exactamente cuando actuar. Así que el rendimiento deportivo no sólo se debe a que tan rápido o cuán fuerte lo haces, sino el esfuerzo que conlleva decidir cuándo moverse. Por lo que convendría darle el valor que merece a la música al ejercitarse.
Las virtudes de la música son mayores en aquellos ejercicios y deportes que se basan en el ritmo. Por eso los ejercicios como el correr se benefician de escuchar un ritmo musical que entra por nuestros oídos y llega hasta la corteza motora suplementaria. Ahí se vincula con la actividad del cerebro para enviar señales de cuándo moverse. Incluso ayuda a mantener el ritmo de movimiento durante el entrenamiento.
Así que la música no sólo ayuda a salir con buena actitud para darlo todo en el entrenamiento, sino que además nos mantiene movimiento hasta llegar a la meta. Pero por supuesto que debe haber muchísimas más razones por las que hacemos ejercicio con música además del gusto ¿o tú qué opinas?