La piel suele decirnos si algo no va bien o si es todo lo contrario. Pero para poder saber qué pasa, lo primero es analizar las características de cada persona y su forma de vida. La belleza y apariencia de la piel van modificándose con los años, sin embargo existen ciertos enemigos comunes que debemos evitar, ya que pueden provocar riesgos considerables que pueden afectar directamente en el deterioro y envejecimiento de la dermis.
Tabaco
El tabaco es sin duda uno de los enemigos de la piel. Los médicos reconocen que los fumadores crónicos pueden presentar arrugas más profundas, finas y muy marcadas que poseen un tono grisáceo. En las mujeres, la piel se debilita mucho más rápido al fumar. Esta razón es porque existe una disminución de la resistencia de la dermis, ya que el cigarrillo ralentiza la circulación sanguínea, quitando oxígeno a los tejidos.
Comidas grasosas
Los alimentos grasosos están en el grupo de las denominadas comida chatarra. Las grasas saturadas acumulan calorías que el cuerpo que no alcanza a quemar y, con ello, el metabolismo lipídico sufre una alteración. Así que quien ingiere comida con un exceso graso puede llegar a experimentar efectos como el acné, la dermatitis seborreica, hasta engrosamiento de las capas externas de la piel. Incluso las personas con obesidad tienen una serie de complicaciones en la salud de su piel, así como problemas en la cicatrización, edemas o queratosis.
Contaminación
La contaminación ambiental es otro de los enemigos de la piel que pasa desapercibido. Pero no sólo en las zonas industrializadas, sino también el polvo, productos para fumigar cultivos e impurezas del aire obstruyen los poros. Quizás, la más leve de las consecuencias es el acné.
Alcohol
El alcohol afecta a la circulación y la oxigenación de los tejidos. Por lo que un exceso de alcohol tiene un impacto nocivo en la circulación sanguínea, esto se aprecia en el aspecto de la piel. Además de causar un envejecimiento prematuro, para aquellas personas que beben diario pueden lucir con pieles opacas, pálidas y ojerosa.
Estrés
El estrés y la ansiedad pueden manifestar síntomas diversos como brotes de eccemas y dermatitis en algunos casos. El estrés se manifiesta por un estado emocional débil, alterado y con episodios de ira o tristeza. Este estado puede generar un malestar físico mediante dermatitis, alergias, psoriasis o rósacea, por lo que habría que aliviarlo con actividades relajantes.
La salud de la piel está rodeada de ciertos riesgos que no consideramos. Pero ahora que sabemos lo que lo provoca, evita en la medida de lo posible y lleva a cabo hábitos saludables para mantener en buen estado la piel.