Cuando entrenamos y sentimos alguna molestia en una parte del cuerpo, puede ser por un sobreentrenamiento o demasiada intensidad en el ejercicio, lo que nos obliga a usar vendajes de compresión para mitigar las molestias o acelerar la recuperación. El problema es que si se emplea de forma habitual, las articulaciones podrían verse afectadas.
Vendas de compresión
Existen diferentes tipos de vendaje deportivo que suelen utilizarse para los entrenamientos. Si bien, el tener una buena sujeción para las articulaciones ayuda a evitar lesiones, esto también puede ser un arma de doble filo, ya que debemos ser cuidadosos al momento de usarlo. Al sufrir una molestia en alguna articulación, es primordial no forzarla para tener fatales consecuencias. Uno de los pasos que solemos seguir para evitar que esto suceda, es colocando un vendaje de compresión. Siendo una medida muy acertada para mantener inmóvil parte de la zona afectada, en la cual los músculos y los tendones descansan, lo que a su vez ayuda a acelerar el proceso de curación.
Sin embargo, el problema reside cuando hacemos del vendaje algo habitual y se emplea en todas las rutinas de entrenamiento. Esto a su vez provoca mantener inmóviles las articulaciones y contribuye a un debilitamiento de las mismas, debido a que los músculos de esta zona intervendrán en el ejercicio de manera directa. Tal situación puede generar un problema para la fortaleza del cuerpo, aumentando el riesgo de una lesión.
Así que el cuerpo se vuelve vago si no se entrena, lo mismo sucede con las articulaciones cuando utilizamos las vendas de compresión, al perder parte de la movilidad también pierde parte de los movimientos que se realizan. Así que las vendas de compresión deben usarse como apoyo y el tiempo señalado por el especialista para poder sanar alguna lesión. Lo que nunca habría que hacer es utilizarlas como prevención.
Imagen: soypowerlifter