La deshidratación en adultos mayores es un riesgo latente. En esta condición se pierden más líquidos de los que se ingieren. Si esto ocurre, los órganos no funcionan bien y se pone en riesgo su vida. Por ello es importante prevenir que esto pase siguiendo unas prácticas muy fáciles y simples.
Por qué hay mayor riesgo de deshidratación en la vejez
Los principales motivos por las que existe un mayor riesgo de deshidratación en adultos mayores es:
- Menos sensación de sed. Las personas mayores suelen tener menos sensación de sed que las jóvenes, lo que hace que consuman menos líquidos.
- Medicamentos. Las personas mayores por lo regular toman medicamentos y es probable que algunos de ellos tengan un efecto diurético.
- Deterioro renal. Con la edad minimiza la capacidad de los riñones para conservar el agua.
- Agua corporal. Al envejecer hay menos contenido de agua en el organismo. Se dice que hay entre 5 y 6 litros internos menos que cuando se tiene 20 años.
Riesgos
La deshidratación en adultos mayores debe tomarse con seriedad para evitar complicaciones graves como:
- Problemas renales y urinarios. Cálculos renales, infecciones e insuficiencia.
- Lesión por calor. Se produce cuando hay mucha sudoración. Esto genera calambres musculares hasta agotamiento o golpes de calor.
- Choque hipovolémico. Es cuando el bajo volumen de sangre hace que minimice la presión arterial y puede llevar hasta la muerte.
- Convulsiones. Si los electrolitos están en desequilibrio, interfieren las señales eléctricas de una célula con otra, lo que causa contracciones musculares involuntarias y la pérdida de la conciencia.
Tratamiento y prevención
La deshidratación en adultos mayores se puede reponer, siempre y cuando sea un caso leve o moderado.
- Tan solo basta con ingerir agua en pequeñas cantidades. Y si el médico lo aconseja, ingerir sales de rehidratación.
- Aunque lo mejor es beber agua o suero oral y evitar las bebidas con cafeína, las gaseosas, el café y las bebidas alcohólicas.
- Dejar los líquidos al alcance de las personas mayores para que los beban cuando lo requieran.
- Evitar actividades extenuantes, o bien, asegurar la ingesta de líquidos antes, durante y después de realizarlas.
- Promover la ingesta de líquidos con la medicación.
- Beber más agua en tiempos húmedos, cálidos o frío muy seco.
Así que el hidratarse de forma continua es una práctica primordial y saludable. Por lo que es un hábito que debe adoptarse y mantenerse para evitar graves consecuencias.
Imagen: fundacioncaser