Lavarte la cara es un gesto que forma parte de los hábitos diarios de higiene y aseo personal. Por ello, es importante brindarle los cuidados necesarios. Sin embargo, cuando se tiene como medida constante solemos cometer errores. La piel del rostro es distinta a la del resto del cuerpo y tiene necesidades específicas. De hacerlo mal, solo conseguirás tener problemas como tirantes, resequedad, irritación e imperfecciones, entre otros.
No lavarse las manos
Teniendo en cuenta que con las manos tocamos todo tipo de superficies y objetos. Estas entran en contacto directo con la suciedad, los gérmenes, el polvo y las bacterias. Muchas personas después de hacer sus actividades toman un algodón lo empapan con algún producto y lo pasan directamente sobre el rostro. Pero al hacer esto, no se dan cuenta que están ensuciando el algodón y aplicando sobre el rostro, lo que promueve la aparición de impurezas.
No usar los productos correctos
Seguramente tienes algún jabón preferido, ya que huele bien y deja la piel aparentemente suave y limpia. Sin embargo, lo cierto es que quizás el jabón no es el indicado para la piel. El limpiador ideal debe remover el polvo, la suciedad y el exceso de maquillaje sin quitarle los aceites naturales a la piel. Así que no cualquier jabón en pastilla o gel de ducha sirven.
No exfoliarse o exfoliarse en exceso
En ocasiones precisas de exfoliar el rostro, pero de forma puntual, ya que es un procedimiento que puede resecar la piel. Algunos exfoliantes podrían dañarla, ya que están elaborados con ingredientes muy abrasivos o con partículas muy duras.
La Academia Española de Dermatología y Venereología señala que, suele ser suficiente con lavar la cara a diario. Pero lo ideal es que la exfoliación se haga una vez o dos veces al mes, siempre y cuando sea con un producto adecuado.
Secar el rostro con mucha fuerza
Si eres de esas personas que pasan la toalla en el rostro con fuerza luego de lavarse la cara, es un grave error. No por secarte con más vigor tendrás menos impurezas o desaparecerán en el futuro. El secarse con un paño con fuerza puede lastimar la piel y hacerla más propensa a la irritación y otros problemas.
No aclarar bien
Es importante que después de aplicar algún producto limpiador, aclares bien con abundante agua para que no queden residuos en el rostro que puedan secarse y adherirse a la piel junto con la suciedad. Presta atención a este gesto cuando lleves prisa por la mañana o te sientas cansada por la noche. Además, no olvides enjuagar la mandíbula, la línea del cabello y la zona T, ya que son los tres lugares que suelen ignorarse y quedarse con restos de jabón.
Así que quizás has cometido uno o varios errores a lavar el rostro. De ahora en adelante, evítalos para mantener la salud y belleza de tu piel.
Imagen: lanacion