Seguramente alguna vez has escuchado hablar sobre los isquiotibiales y su importancia de estirarlos. Estos cubren la parte posterior del muslo y son los encargados de la flexión de la pierna. Trabajan conjuntamente con los cuádriceps, al ayudar a mantener una postura erguida y estabilizar el cuerpo. Pero si no se estiran los isquiotibiales se van acortando con el tiempo, lo que produce tensión y las fibras musculares crean rigidez en el músculo. Así que lo mejor es prevenir todo ello y estirar de manera correcta. Sin embargo, habría que saber si tenemos la presencia del síndrome de isquiotibiales cortos para tratarlo cuanto antes.
Síndrome de isquiotibiales cortos
Es crucial detectar si tenemos isquiotibiales cortos, ya que podremos actuar de inmediato antes que aparezca el dolor. Se considera normal llegar a los pies o 5 cm del suelo. Otra forma de medirlo, es de pie con las piernas separadas a lo ancho de los hombros. En esa postura, trata de tocar el suelo con la palma de las manos. Si te faltan unos 5 cm, esto quiere decir que es una cortedad leve. Pero si falta de 6 y 15 cm estamos ante el síndrome de isquiotibiales cortos. Así que es preciso tratarlo para evitar lesiones mucho mayores. Unos isquiotibiales cortos te hacen más propenso a caídas, a una rigidez muscular, tendinitis muscular, tendinosis, roturas fibrilares, contracturas, dolor y esguinces.
Cómo tratarlo
Cuando surge el dolor, aplica hielo en dos sesiones de 10 minutos cada una. Después es importante un masaje descontracturante que libere toda la musculatura de la parte posterior del muslo, glúteos y zona lumbar. Esto ayuda a frenar el dolor, pero es aconsejable acudir con un entrenador personal que diseñe un plan a tu medida de trabajo para fortalecer con estiramiento de la musculatura isquiotibial.
Si el dolor no está presente, pero el resultado de la prueba señala poco flexible en la zona, no olvides por ningún motivo estirar después de cualquier entrenamiento. Recuerda que la clave es la prevención y, esto se obtiene, mediante estiramientos.
Así que no eches en saco roto si tienes el síndrome de los isquiotibiales cortos y empieza a tratarlo cuanto antes. Pero si aún tienes duda, acude con los expertos cuanto antes.
Imagen: menshealth