Todas las personas producen cerumen, ya sea en una cantidad mayor o menor, de diferente color y textura. Este suele alojarse en el tercio externo del conducto auditivo con el fin de proteger el oído de infecciones que podrían causar enfermedades auditivas. Sin embargo, muchas personas suelen improvisar al momento de limpiar, introduciendo diferentes objetos (cotonete de algodón, agujas, tapas de lápices, etcétera). Pero todo esto puede causar heridas y empujar hacia el interior del cerumen. Así que valdrá la pena saber cómo limpiar los oídos de manera adecuada.
Consejos
En primera instancia, no se recomienda limpiar los oídos todos los días, ya que el oído estaría constantemente sin protección ante bacterias y, por ende, podría infectarse. Ahora bien, la acumulación exagerada de cerumen no genera mayores síntomas, a menos que se produzca demasiado y evite escuchar bien. Cuando hay una infección, existe la presencia de dolor y, por tanto, es el principal síntoma. Además, si existe pus o secreción, habrá que ir con el especialista de inmediato.
Los hisopos o cotonetes de algodón no son recomendables, ya que ayudan a arrastrar. Pero también puede hacer un efecto inverso, empujándolo hacia adentro. El introducir este tipo de productos no es benéfico para la salud auditiva, ya que con un movimiento brusco puede lesionar el tímpano o el conducto auditivo.
Para mantener los oídos sanos limpios, basta con lavarse en la ducha, ya que el agua penetra sin necesidad de otra acción. Al salir del baño, habría que secar con una toalla, sin apretar ni insistir. Además, no están indicadas las gotas, aceites de limpieza o soluciones salinas, a menos que un profesional de la salud lo prescriba.
Los cuidados básicos son muy fáciles, siendo suficiente el uso de protectores homologados, si es que estamos expuestos a ruidos muy fuertes como música excesivamente alta, disparos, petardos, etcétera.
Las aguas contaminadas deben evitarse a toda costa, ya que el riesgo de infección podría ser mayor. En lagos y piscinas públicas es frecuente la aparición de otitis, por lo que es importante vigilar donde nos bañamos para evitar riesgos.
Se recomienda acudir con el otorrinolaringólogo a partir de los 50 años y realizar chequeos periódicos para detectar posibles problemas. Así que ante cualquier anormalidad como detectar en el oído una sensación de taponamiento, zumbido, disminución de la capacidad de oír, supuración o dolor, la consulta médica es obligatoria.
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