La grasa acumulada en la zona del abdomen o en la cintura, también conocida como flotadores o rollitos, no solo es antiestética, sino que también puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, entre otras. A medida que los años pasan, la proporción de grasa respecto al peso corporal aumenta más en las mujeres que en los hombres y se fija en las caderas y en el abdomen. No obstante, no hay que aceptar estos cambios como parte del envejecimiento. Según científicos de la Universidad de Harvard, hay dos tipos de grasa abdominal: visceral y subcutánea, que pueden darle al cuerpo la forma de una pera o una manzana. La grasa subcutánea (forma de pera) es aquella que se acumula en la parte inferior del cuerpo, mientras que la grasa que se acumula en la zona abdominal (forma de manzana) es la visceral. Las grasas pueden acumularse no solo por una mala alimentación, sino también por varios factores hormonales y hereditarios.
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¿Cuál es más peligrosa?
La grasa visceral o grasa abdominal es aquella que desata una gran cantidad de problemas de salud, incluso más que la grasa subcutánea, que puede agarrarse con la mano, dado que la visceral se encuentra en lo más profundo de la cavidad abdominal y está entre nuestros órganos abdominales. Esta se encuentra asociada con la diabetes tipo II, con el cáncer de mama y con las enfermedades cardiovasculares.
Lo bueno es que la grasa visceral puede disminuirse con ejercicio y dieta, mientras que la grasa subcutánea (aquella que se ubica en la cintura), puede ser un tanto difícil de disminuir, pero no es tan peligrosa para la salud como la abdominal. Los científicos aseguran que la grasa visceral bombea unos productos químicos denominados citoquinas que incrementan el riesgo de enfermedades del corazón. Asimismo, se encuentra cerca de la vena porta que es la encargada de llevar la sangre de la zona intestinal al intestino.
Las citoquinas entran en la vena porta y se transportan al hígado, produciendo una gran cantidad de lípidos en la sangre. Asimismo, está asociada con la resistencia a la insulina, un mayor nivel de colesterol malo en sangre y un menor nivel de colesterol bueno.
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Para combatir la grasa abdominal hay que hacer como mínimo 30 minutos por día de actividad física regular de intensidad moderada y ejercicios con pesas. El ejercicio localizado puede ayudar a darle firmeza a los músculos abdominales, pero no combatirá la grasa visceral. Consume carbohidratos complejos como frutas, granos enteros y verduras, y proteínas magras. Reemplaza las grasas saturadas y las trans por grasas poliinsaturadas como aceites de origen vegetal y presta mucha atención al tamaño de las porciones.